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1. No llevan bechamel. No la necesitan. Cuando pruebes un trozo de canelón de carrillera deshilachada mezclado con el puntito dulce de la salsa (a base de cebolla caramelizada y Pedro Ximénez) en lo último que vas a pensar es en la bechamel.
2. La presentación será perfecta aunque los calientes en el tupper. Como no llevan bechamel, cuando los saques del microondas no se quedará el “ladrillo de bechamel” encima. Los canelones quedarán sueltos, y los podrás servir con una pala sin riesgo de que se desmonten. Luego les echas la salsita por encima y listo.
3. No les hace falta queso rallado, pero si tienes que echarles sí o sí, entonces te recomendamos queso Idiazábal.
Estos son nuestros canelones más especiales hasta la fecha. Tienen una muy buena presentación, y están bañados en una salsa que le da un contraste muy chulo a la carne.
Un bocado de auténtico lujo para ocasiones especiales
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Lo que sí sorprende es la sensación de “esto es casero” que tienes cuando la pruebas.
Si lees “crema de marisco”, quizá te venga la imagen de un restaurante. Luego das una cucharada y te parece hecha en casa: te alimenta, te nutre, te cuida de una forma más natural.
Esta crema se parece más al caldero con gambas, pulpo y merluza que te podrían servir triturado en un puerto de pescadores… que al mantel blanco de un restaurante.
Resumiendo:
Una crema para los que les gusta más el marisco que el postureo.
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Las tiras de Heura se cocinan en una salsa que lleva la leche de coco como vehículo para un conjunto de especias pensado con mucho mimo para que sea lo más fiel posible a los sabores de la India.
Como acompañamiento lleva arroz basmati, la guarnición inseparable de los currys indios.
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Si tu madre, abuela, suegra… te guardara un tupper del estofado que hizo el día que no estabas (porque te quiere y quiere que comas bien) se parecería mucho a este.
Es tan típico que por eso sorprende:
– Los trozos de ternera tienen la jugosidad típica de la carne recién hecha, aunque no lo esté.
– La patata ecológica tiene la suavidad típica de un estofado.
– El caldo es el típico caldo, solo que le hemos puesto algunos trocitos de pimiento para que típico no signifique aburrido.
Tuppers como este dan sentido a lo que hacemos en NoCocinoMas:
Súper casero, de cuchara, y que te arreglan el cuerpo el día que te apetece comer “lo de toda la vida”.
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A la hamburguesa plant-based de Heura le hemos añadido una salsa deliciosa con cebolla caramelizada. El resultado es un plato contundente y lleno de sabor con un punto de dulzor que le queda que ni pintado.
Como guarnición, te ofrecemos unas patatas baby ecológicas con las que hacen la pareja ideal.
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Te explicamos cómo presentar este tupper para que sea una experiencia más elegante y original:
1. Cuando lo abras, encontrarás medallones de pavo con una textura muy jugosa. Esto lo conseguimos gracias a la mantequilla de la salsa, que hace que la carne se mantenga tan tierna que se hace mechas con solo tocarla con el tenedor. Elegimos el pavo porque así –como no tiene un sabor fuerte–vas a lo seguro si tienes invitados. Para presentarlo, saca los medallones lentamente con una pala de madera y colócalos en el fondo de la fuente o plato.
2. Una vez colocados, echa la salsa por encima. Esta salsa es muy suave y lleva orejones (albaricoques deshidratados) y pasas. El contraste del pavo con la fruta es súper original y casi nadie se imagina lo rico que está.
3. Ten en cuenta que este tupper es casi todo carne y, con una pequeña guarnición, hay para dos personas. Puedes comerlo solo, o también hervir patatas de esas pequeñitas con piel, para que el acompañamiento sea simple y elegante, pero la salsa luzca.
Haz eso, y muy raro será si nadie te comenta que le parece súper original.
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Mira, si tu abuela, en vez de llamarse Dolores (o Angustias) se llamara Yuriko, fuera japonesa y tuviese un huerto ecológico con cebollas, zanahorias y pimientos detrás de casa… Pues este sería un plato que habría marcado tu vida sí o sí.
Pero como es poco probable que seas de Japón, te situamos:
Este tupper es expansivo: cuando lo vacías en un plato, los fideos chinos se estiran como si fueran pequeños muelles liberados y ocupan todo el plato.
“Virgen María qué plato”– diría la abuela Dolores.
(Lo que diría la abuela Yuriko no lo sabemos)
Sorprende lo sueltos que quedan los fideos en el plato, y también lo bien que combinan con nuestras verduritas y las tiras de tocino meloso.
En definitiva: este es uno de esos tuppers que, si conectas con él, acabarás pidiendo siempre.
PD: Por cierto, cada vez que alguien compara este Yakisoba de lujo con uno de bote, hace llorar a tu abuela imaginaria Yuriko. Cuando lo pruebas, lo entiendes.
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